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Somos estudiantes del Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nº 20 , Ext. Vedia.
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Decía Pablo Freire: " Importante en la escuela no es sólo estudiar, no es sólo trabajar, es también crear lazos de amistad, es crear un ambiente de camaradería, es convivir, es unirse".




domingo, 24 de octubre de 2010

¿Cómo pueden los padres y las madres fomentar el gusto por los libros en sus hijos e hijas?

Sabemos que leer es importante y provechoso, que mejora el rendimiento académico de los niños y las niñas y que tiene muchos beneficios en la vida cotidiana. Está comprobado que las niñas y los niños lectores ganan en agilidad mental, se concentran más y acostumbran a sacar buenas notas. Pero… ¿cómo conseguimos que nuestros hijos o hijas se interesen por la lectura?

A leer suelen enseñar en la escuela, pero los verdaderos lectores, aquellos que disfrutan realmente con la lectura, se forman en el ámbito familiar. Los padres y las madres son los responsables de crear el clima adecuado para fomentar el hábito de la lectura entre sus hijos e hijas implicándose a fondo en el proceso.

Es fundamental que los niños y niñas vean que en casa se lee. Ésta es una recomendación tan elemental que no necesita explicarse demasiado: de padres y madres lectores, en general, surgen hijas e hijos lectores.

Si un niño o una niña no ve a sus padres leer, por el contrario, puede que crezca sin el hábito de dedicar parte de su tiempo a sumergirse en las letras y a enfrentarse con aventuras fascinantes. Es precisamente en la primera década de la vida cuando las personas pueden adquirir este hábito, en estos diez años se tiene la oportunidad de asimilar para siempre el placer de leer como una necesidad consentida y deseada.

Los pedagogos afirman que se aprende a disfrutar de la lectura y, por tanto, hay que ser conscientes que se trata de una cosa que se puede enseñar. Por eso es básico el núcleo familiar. Enseñar a leer es la asignatura que las familias deben transmitir a sus hijos e hijas, teniendo en cuenta siempre su carácter, motivación, gustos e intereses.

En definitiva, el reto es estimular la curiosidad por los libros. Hay que ser conscientes de que cada edad tiene una lectura adecuada. El niño y la niña de hasta tres años, los llamados ‘prelectores’, por ejemplo, deben comenzar con grandes láminas de imágenes, para pasar paulatinamente a los libros de letra grande y muchos dibujos. Los más pequeños se sentirán también muy atraídos con los cuentos con ilustraciones, que puedan seguir aún sin saber leer.

A esta edad es muy importante que los padres y las madres saquen sus dotes de actores y actrices para representar los cuentos que le explican a sus hijos e hijas y es muy importante que fijen una “hora del cuento” para compartir cada día un rato leyendo con los pequeños. También es importante saber elegir bien los temas de los libros, que deben coincidir con el momento de desarrollo del lector. Se comienza a leer sobre el mundo que le rodea, después le interesan otras realidades: magos, islas, aventuras, etcétera.

Otra recomendación importante que hay que recordar es que nunca se debe obligar una lectura concreta. A un chico o una chica de doce años, por ejemplo, le gustarán los libros de aventuras que le enganchen… y no una novela histórica, porque se le puede atravesar, puede que no lo entienda y quizás no se acerque a ellas nunca más. Las cifras son claras: hoy en día, hasta los doce años aproximadamente, se lee más que nunca. Y es porque, en general, en los colegios se potencia la lectura de obras agradables. Pero después las cifras decaen y muchos chicos y chicas mayores de trece años se alejan de la literatura porque las lecturas que les recomiendan están muy alejadas de sus circunstancias vitales. Hay muchos más factores que favorecen el fomento de la lectura, pero en cada entorno familiar debe encontrar sus fórmulas.

Desde luego es importante dedicar muchos ratos a leer por el placer de leer, sin más, sin esperar nada a cambio, sólo por el gusto de fabular. Conviene, también, regalar libros por placer, para que los menores no vean la literatura como algo académico.
Pequeños trucos:
Prelectores:
-Dejar que jueguen y toquen los libros infantiles a su gusto.
-Sentarles en el regazo y enseñarles los dibujos de los cuentos.
-Contarles cuentos personalizados.
-Que vean leer a sus padres y madres.
-Regalarles libros.
Empiezan a leer:
-Comentar los libros que estamos leyendo.
-Buscar libros indicados para su edad y apropiados a sus gustos.
-Visitar frecuentemente la biblioteca más cercana.
-Leerles cuentos.
-Regalarles cuentos.
Ya leen:
-No obligarles a que estén sentados para leer.
-Suscribirlos a alguna publicación que les interese.
-Comentar los libros que estamos leyendo.
-Dejarles ir solos a la biblioteca del barrio.
-Regalarles libros.

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